(1952-2019)

Rosilia Ruiz Guerra

Nace 03 Abril de 1952, en el municipio de Othon P. Blanco, en el Estado de Quintana Roo.

Nacida en una comunidad adentrada en la selva de Chetumal Quintana Roo, y perteneciente a una familia disfuncional, Rosilia tuvo que hacer frente a muchas situaciones en su vida, a su corta edad aun siendo una niña, fue abandonada por su madre con sus 5 hermanitos en la Ciudad de México, en el molinito de Naucalpan. Debido a ese abandono, tuvo que empezar a sobrevivir en una de las zonas más peligrosas y con pobreza de la ciudad, fue expuesta a varios peligros en donde sufrió muchos abusos y maltratos, pero en su necesidad de luchar por conseguir alimento para sus hermanos, amor de un hogar y una familia, entre otras necesidades afectivas, las cuales ella no conocía y anhelaba, empezó a robar para darle de comer a sus hermanos, su escuela fue la calle y poco a poco fue iniciando una vida de adicciones y delictiva.
Después de caer en diversas ocasiones en prisión desde su adolescencia, finalmente Rosilia en su ultima sentencia, y siendo madre muy joven, conoció el amor de Dios y tuvo un encuentro personal, la cual la llevo a una transformación espiritual y un nuevo renacer. Rosilia pasó otro año de sus sentencias sin incidentes, aprendió a leer y escribir en prisión y consiguió la libertad por buena conducta, su oración más importante fue respondida cuando se reunió con sus hijos y pudo ser la madre que siempre quiso ser.

ROSILIA RUIZ GUERRA FUE FUNDADORA Y DIRECTORA DE CENTRO EL RECOBRO A.C (1952-2019)

Cómo creyente de Jesucristo busco hacer la voluntad de Dios para su vida, entendiendo que tenía un propósito. Rosilia estuvo orando y dando testimonio de su vida a las demás personas, que al igual que ella habían pasado por una vida de sufrimiento y abandono.

Fue cuando me dijo el señor “quiero una casa hogar” entonces yo le dije a Dios, “Dios no puedo hacer eso soy tan pobre, no tengo dinero, tengo muchos hijos, no tengo idea cómo traer un niño y mantener y cómo hacer unas grandes cazuelas de comida, no las tengo”
Sin embargo, eventualmente llego a la conclusión de que había solo un camino a seguir, la obediencia.

Cuando yo lo entendí levante los ojos y le dije a Dios “aquí estoy si en algo te sirve mi vida aquí estoy”
Finalmente motivada por su Fe espiritual, Rosilia Ruiz Guerra, constituyo Centro el Recobro en 1989 en el Estado de México. Así Rosilia quien nunca tuvo un hogar cuando niña, ni el amor de sus padres, estableció dos hogares que proveen el cuidado básico a aquellas personas que no tienen de quién recibirlo.

“Dios transformó mi vida y me hizo directora y fundadora de este lugar, y de los otros lugares, tú eres importante para Dios y yo espero un milagro en tu vida”
Fue Pastora y se dedico a dar a conocer el amor de Dios en su vida y el cambio que tuvo cuando le recibió en su corazón. De igual forma fue impulsora en la defensa de las personas con indigencia y discapacidad, promoviendo una vida digna para ellos.

“He entendido que el propósito de vivir y ser feliz, es servir a los demás de todas la formas posibles y por haber, especialmente al indefenso”
Rosilia Ruiz Guerra dedico la mayor parte de su vida en ayudar a un sector de la población que era invisible, las personas en situación de calle con alguna condición de discapacidad, logro apoyar y dar asistencia integral, brindándoles amor y esperanza a más de 1000 personas, que iban desde bebes, menores, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores. En su trayectoria de servicio durante más de 30 años, fue la primer mujer mexicana galardonada con el premio “Ivy Humanitarian” (1999) por su labor humanitaria y servicio a los más desprotegidos, entre otros reconocimientos a los largo de su servicio al prójimo, y reconocida en otros países. Aunque lo más importante para ella siempre fue que Dios fuera reconocido, ya que sin ÉL, nada en su vida hubiera sido posible.

Dejo un gran legado y ejemplo a su familia, amigos y toda persona que tuvo el privilegio de conocerle. Falleció a causa del cáncer el 20 de septiembre del 2019, dejando un gran testimonio para muchos que al igual que ella, anhelan dedicar su vida al servicio del más necesitado.